UN LLAMADO A LA RACIONALIDAD
La racionalidad puede ser definida como las conclusiones que pueden ser sostenidas por las evidencias. Muchos han tildado al Dios de la Biblia y el cristianismo como irracionales ya que según ellos no existe evidencia fuerte para concluir que un ser supremo exista y por otro lado vivir bajo el estándar del mismo. Si pudiéramos presentar la evidencia para ambos (esto es el cristianismo y la existencia de Dios) entonces la categoría de “irracionales” no estaría sobre nosotros sino sobre aquellos que se rehúsan a aceptar la evidencia.
Recientemente me vi envuelto con una persona que afirmaba que las iglesias que no tengan apóstoles (modernos) no están siguiendo el plan de Dios al establecer 5 ministerios. Le mostré con calma el contexto en el que Ef.5 toma lugar y en adición a eso lo llevé para que observará los requisitos para el apostolado establecidos por Pedro en Hechos 1 en el momento de la elección del sucesor de Judas y como se vuelve imposible que un ser humano cumpla con estos requisitos hoy. Esta persona en cuestión decidió abandonar la racionalidad y arremetió contra Pedro, aludiendo a que Pedro no era nadie para hablar y firmar una base ya que había negado al Señor. Yo estaba manejando y por poco salgo del camino al escuchar semejante desacierto en intento pobre de defensa contra la evidencia firme con la cual había colisionado de frente.
Ser racional tiene que ver con razonar correctamente. Es probable que en una gran mayoría las personas tengan pereza de analizar y razonar correctamente. En lógica los silogismos siempre son herramientas útiles para llegar a la verdad. Existen silogismos simples y también compuestos. Considero que un silogismo sano (aquel que está bien construido y cuyas premisas son verdaderas) una vez establecido como tal es un poderoso escudo, con la capacidad de ser impenetrable. A manera de ejemplo simple considere:
1. Los martes llueve por la tarde.
2. Hoy es martes.
3. Por lo tanto, hoy lloverá.
Observe cómo alguien es racional al concluir correctamente partiendo de las premisas o evidencias que se encuentran disponibles. La racionalidad es fundamental en todos los círculos de la vida y con mucha más razón debería de serlo en aspectos de la fe.
Uno de los problemas principales es ignorar la enseñanza implícita y tratar de validar únicamente aquello que está explícito. Dios realmente desea que nosotros reunamos evidencias y razones a partir de esas evidencias (1Tes.5:21; Hech.17:11; Is.1:17). Aquellos que se hacen llamar evangélicos, aluden a la presencia del Espíritu Santo en la obra de milagros, sensacionalismo e intervención directa en sus vidas. Por lo que en el círculo filosófico a esto se le conoce como “Fideísmo” donde se alude a tomar un salto de fe y creer algunas cosas de las cuales no existe evidencia. Existen pasajes explícitos que hablan de tener al Espíritu y que él mismo obraba milagros en el siglo primero. Implícitamente se enseña que esa obra directa del Espíritu tenía un periodo explícito y un propósito específico (Jn.16:13). Ignorar la evidencia implícita sería irracional. De hecho es el Filósofo Cristiano Thomas B. Warren quien define de forma clara lo que es ser irracional. Él escribe en su libro “Logic and the Bible” lo siguiente:
“Todo hombre que arrogantemente rechace el uso de lógica (válida) en conexión con el estudio de la Biblia, parece no reconocer que están obrando de forma irracional. Y ¿Qué es ser irracional? Es (1) rechazar el adecuado rol de la evidencia, razón y conclusión y (2) sostener que la voluntad de Dios para el hombre hoy solamente se puede leer mediante declaraciones explícitas de la Biblia sin tener que razonar correctamente a través de esos declaraciones explícitas hasta correctamente inferir aquello que está implícito”.
El estudio de la Biblia debe de ser realizado con extremo cuidado, en oración y de forma sistemática. No todo en la escritura que está de forma implícita se aplica a nosotros hoy en día.
Siendo racionales con la cuestión del Espíritu Santo y la supuesta manifestación en nuestros días debemos llegar a conclusiones que únicamente son extraídas de la evidencia presente. Considere con migo:
1. El Espíritu Santo obró de formas sobrenaturales durante la infancia de la Iglesia
2. No vivimos en el periodo de la infancia de la Iglesia.
3. Por tanto el Espíritu, en nuestros días no obra de igual forma.
Recuerde que si las dos premisas son verdaderas y la conclusión lógica es extraída de la misma, entonces no hay forma de ser irracional. El ser racional se vuelve vital ya que conocer toda la verdad (explícitamente como implícitamente) es lo que libera al hombre del pecado y del error (Jn. 8:32). Todo lo que Dios enseña implícitamente es igual de autoritario como aquello explícito. Se requiere que realmente el hombre sea sincero consigo mismo y con Dios en la búsqueda de la verdad.
Deseo retar a cualquier hombre que sostiene que la Biblia contiene pasajes explícitos puestos ahí para mi, para usted o para cualquier ser humano que viva en este momento. Para determinar lo que el hombre de hoy debe de hacer para agradar a Dios de las cosas enseñadas en la Biblia, uno debe de inferir de la Biblia aquellas cosas que han sido expuestas explícitamente. El verdadero cristianismo no depende de un fideísmo ciego o un “salto al vacío”. La fe verdadera es la obediencia a las cosas de las cuales podemos razonar de forma implícita como explícita, a los mandamientos de Dios. Recuerde en todo momento que si algo es irracional no pertenece a Dios. Tal como lo afirma Hebreos 5:14 en la segunda parte, deberíamos de tener los sentidos ejercitados y que mejor manera haciendo uso de la racionalidad. Que Dios nos ayude a todos a ambas cosas: tanto a reconocer la ley de la racionalidad así como a honrarla.