Tres Tribunales


Jesús Fue Enjuiciado Por Tres Tribunales

Después de haber insertado la frase de nuestro título en el buscador de Google, el número de resultados ascienden a 1,400,000. Hoy después de haber considerado tan solo algunos de estos sitios, estoy convencido de que mucha tinta se ha gastado desde todos los puntos de vistas posibles para explicar el proceso jurídico que culminó condenando a un inocente como si fuera el peor criminal de todos los tiempos, pero ¿Qué llevó a una sentencia tan terrible? ¿Cuáles fueron las evidencias contundentes que llevaron a las autoridades a dictar la máxima pena? En esta ocasión nos disponemos a analizar este asunto desde el punto de vista jurídico y también aplicando algunos métodos científicos de investigación jurídicas.  Jesús fue enjuiciado por tres tribunales: el tribunal judío donde Caifás presidía, el tribunal de Herodes Antipas y el tribunal romano de Pilatos. Los tres tribunales no encontraron ninguna falta criminal en Jesús, pero ¿por qué entonces fue reo de muerte? tribunales

 En la mayoría de los juicios de su época, para llegar a una sentencia se tardaban semanas o meses para recoger información y dictar una sentencia. En el caso explícito de Jesús su sentencia fue firmada y ejecutada al día siguiente de su arresto. A continuación, considere conmigo al menos 5 irregularidades en el juicio de Jesús.

1.     La cuestión de su arresto.  Juan 18:13 dice que Jesús fue llevado primeramente ante Anás y nos parece una cuestión anómala, cuando el sumo sacerdote en ejercicio era Caifás. ¿Por qué llevarlo ante Anás primero? Como si Anás tuviera también autoridad ante el pueblo, mientras que Caifás era la careta política ante Roma. Cualquiera que haya sido el caso, la ley indicaba que el sumo sacerdote debía de serlo hasta el día de su muerte (Ex.28:43). Con roma a cargo, parece ser que podían cambiar de oficio por influencia e incluso un sumo sacerdote por año. Esta corrupción inició cuando Antíoco IV Epífanes depuso a Onías III a favor de Jasón y más tarde de Menelao, en el período intertestamental, señala el historiador Charles F. Pfeiffer.[1] Uno de los testigos oculares (Juan) (el cual tiene mucho peso por ser ocular) dice que era de noche al relatar que la guardia del templo había venido con antorchas y palos. Ningún juicio debía de tomar lugar después de la puesta del sol. La tradición oral de los judíos así lo prohibía (Mishna, Sanedrin 4.1). Las razones podrían parecer lógicas para nosotros al observar las condiciones de la antigüedad, ya que era muy difícil y peligroso para que todos los miembros del sanedrín acudieron al juicio en horas de la noche. Su arresto por tanto era ilegal.

2.     La cuestión de la acusación. El cargo principal que se le achaca a Jesús es hacerse así mismo Dios (Mt.25:65-66). Si Jesús no hubiera tenido prueba de esto, sin lugar a duda el cargo traído en su contra hubiese tenido bastante peso. Sin embargo, la evidencia estaba del lado de Jesús. De hecho, un testigo ocular había estado observando como Jesús hacía milagros y la conclusión de este hombre es que esas señales pueden ser hechas solamente si Dios le asiste (Juan 3:1) o en su defecto que fuera Dios mismo en la carne. Para rematar este testigo ocular era miembro activo del mismo sanedrín que está en sesión de forma oculta y de noche. Su nombre era Nicodemo. La acusación sin base era minúscula en comparación a la evidencia que era irrefutable y abundante en número sobre su naturaleza divina (Jn.10:25). En un tribunal sano tales pruebas hubiesen hecho que la demanda hubiera quedado desestimada por insuficiencia de pruebas tangibles.

3.     Repentino cambio en la acusación. La primera cosa que cualquier tribunal hace es determinar cuáles son los cargos. Es inconcebible que los cargos se cambien por otros una vez iniciado un proceso judicial.  Cuando Jesús fue prendido y acusado ante Caifás este rasga sus vestiduras y exclama que no hace falta necesidad de testigos pues el hombre se había inculpado él solo de Blasfemia. Sin embargo, Caifás frente a la corte de Pilato, dice algo que nos deja perplejos.  El médico e historiador Lucas recoge esas palabras cuando escribe: Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey” (Lucas 23:2). De blasfemia a traición hay una larga brecha. Es obvio que el perspicaz de Caifás sabía que una acusación de carácter religioso no tendría gran peso para juzgar a un reo a la máxima pena por parte de Roma, así que cambió la acusación por una más apropiada. Esto fue un movimiento sucio. Esta acción sin duda es de carácter ilegal.

4.     El juicio acabó por la mañana. Lo mínimo que debió de haber durado este juicio era 3 días. En el primer día el arresto preventivo, en el segundo buscar a los testigos y recabar la evidencia y en el tercero la audiencia general. En la ley hebrea se menciona lo siguiente: “Se permite que los jueces cambien su voto en favor del acusado, pero nunca en su contra”[2]. El sanedrín deliberaba todo el día hasta casi la puesta del sol, momento en el que se tomaba por fin el voto. Si una vez más se declaraba culpable al acusado, los testigos lo conducían a la ejecución mientras que el sanedrín permanecía en sesión. La sentencia de Jesús fue firmada por Pilatos a eso de las 9 de la mañana después de la noche de su arresto. Realmente dudo mucho que los acusadores hayan recopilado toda la evidencia y encontrado a los testigos en horas de la madrugada. Una vez más, el tiempo y espacio en que este juicio toma lugar constituye una violación al derecho y por ende un juicio injusto.

5.     Ausencia de un Abogado o defensa. Si no existía nadie que pudiera estar frente al  sanedrín para defender al acusado, esté lo menos podía defenderse solo. De hecho tenía derecho de llamar de entre dos a tres testigos que pudieran dar testimonio de su inocencia. Jesús contaba con más de 5000 personas que habían presenciado la multiplicación de los panes y los peces sin contar mujeres y niños (Jn.6:30) y ni qué decir de todo un pueblo que había salido a su encuentro con palmas en las manos tan solo unos días antes de su arresto declarando que él era el mesías (Mt.21:9). En el Pentateuco Moisés escribió que se daría muerte al ofensor solamente en base al testimonio de dos a tres, pero no solo uno (Números 35:30). En el juicio de Jesús se escucharon algunos testigos (pagados) por parte de los acusadores, pero nunca se le dio la oportunidad a Jesús de presentar sus testigos que abogan por su caso. En sus acciones ilegales Caifás y sus aliados estaban pasando por encima y pisoteando la jurisprudencia establecida por Moisés a quienes ellos tanto respetaban”.

Estas y otras irregularidades aparecieron en el juicio más famoso de todos los tiempos.  Cualquier pena que alguien pidiera para el acusado si era encontrado como falso esa pena la recibían como castigo para sí mismo. Y eso viene de Deuteronomio 19, versículos 16 al 19. “Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él, entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos días. Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.”, Deuteronomio 19:16 al 19. Te deshaces de los falsos testigos si se dan cuenta de que lo que buscan falsamente es lo que van a conseguir si los atrapan, porque obviamente el sistema de justicia depende tanto de testigos verídicos.

Ahora bien, los evangelios son enfáticos en decir que ese sábado era solemne y se celebraba la Pascua (Juan 19:28). La ley judía establecía que el día antes de la pascua ellos debían estar en meditación y reflexión e incluso abstenerse de comida o bebida o cualquier cosa que los distrajera de la conmemoración de la pascua (Ex.12). Sin embargo, aquí estaban ellos, ejecutando un juicio el mismo día en que comerían la pascua al caer la noche. Que incomodo se vuelve todo esto cuando comenzamos a observar que los acusadores realmente eran los verdaderos culpables y quienes merecían la pena de muerte.

 No había nada de malo en el proceso judicial, realmente el sistema funcionaba y funcionaba muy bien con miras a proteger la vida inocente y que no hubiera injusticia en los procesos jurídicos. El reconocido teólogo John MacArthur señala lo siguiente en cuanto al proceso que me parece excepcionalmente acertado, él dice:

Ahora, cuando miras toda esa escena, alguien diría: “Vaya, si estuvieras en las manos del Sanedrín, estarías en muy buenas manos”. Estas personas tienen un tremendo sentido de la justicia, mezclado con un sentido de misericordia. Y han incorporado algunas salvaguardas aquí que lo harán bastante bueno para alguien que es inocente, porque tienes todo tipo de oportunidades para volver con un testimonio. Y el tremendo crimen de dar testimonio falso también es un buen preventivo. Y el cuidado de ayunar y reflexionar durante todo un día y todas estas cosas hacen que suene como si fuera un lugar bastante seguro para estar. Pero no resultó ser así para Cristo. Déjame decirte por qué. En el juicio judío de Jesucristo, y aquí está el punto clave, violaron todas las leyes de justicia y jurisprudencia conocidas por ellos. Ellos violaron cada una de ellas deliberadamente, por lo que el juicio de Jesucristo es el juicio más injusto en la historia humana. Tiene que serlo, porque este tribunal condenó a muerte a la única persona verdaderamente inocente que jamás haya vivido sobre la tierra.[3]

Profundas palabras las de John M. Con todo, fue Poncio Pilato quien finalmente firmó su ejecución, en nadie más que en él recae toda la autoridad para hacer justicia. Pilato al darse cuenta de que Jesús era de Galilea lo remite a Herodes Antipas, hijo de Herodes I, quien era tetrarca de esa provincia. Este gobernador, no tiene ningún interés en justicia sino solo curiosidad, y de acuerdo con los evangelios después de burlarse de él y no encontrar delito, lo remite nuevamente a Pilatos.

El sistema procesal Romano también funcionaba de forma adecuada. Es más, en la carrera de derecho, estudiamos un curso llamado “derecho romano” y tan grande ha sido el aporte romano que hasta el día de hoy tenemos incorporado en nuestros sistemas de justicia, parte de su estructura. Por siglos los romanos habían estado perfeccionando este sabor” a Justicia por lo que fueron distinguidos en el mundo. Por increíble que parezca algunos han abogado por la inocencia de Pilato y que su sentencia de muerte a Jesús estuvo perfectamente bien justificada.[4] Las raíces de tal argumento rápidamente se marchitan cuando leemos la acción de inseguridad tomada por Pilato, misma que ha sido sinónimo de cobardía durante todos estos años. Otro testigo ocular llamado Mateo escribe en relación con lo anterior: “Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: ‘Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis'” (Mateo 27:24).

No había nada de malo con el sistema pero si con el hombre que lo representaba. Pilato cedió ante la presión de los judíos pero a la hora de que estos lo vuelven a presionar para que cambie lo que había escrito en el título, entonces no complació a la molesta turba de sacerdotes, sino que les replicó “…lo que he escrito, he escrito” (Juan 19:22). La cobardía siempre lleva una máscara de valentía.  Considero que Pilatos pudo haber retrasado el proceso por algunos días y perfectamente bien pudo haber buscado en la jurisprudencia romana (Jesús no era el primer judío que se declaraba Mesías), o pudo aplicar algunos métodos de investigación que estaban sin duda alguna a su alcance.

A.   Método Analógico. Consiste en que Pilatos pudo haber revisado otro caso similar y compararlo con el que tenía de frente para dos cosas. Resolver la disputa haciendo justicia y dos, quitarse de encima la presión de los sacerdotes.

B.    Método Intuitivo. Hoy se le conoce como el derecho repentino y consiste en echar mano de las circunstancias inmediatas para determinar el sentido de justicia mediante la intuición. La esposa de Pilatos mandó a decirle mientras este estaba sentado en el tribunal, que no se mezclara en el asunto de este hombre (Mt. 27:19), la esposa constituye aquí, suficiente intuición para soltar al acusado.

C.    Método inductivo. Pilatos podía partir de cuestiones particulares, como el odio de los líderes hacia Jesús y hacia el mismo Pilatos, también la experiencia pasada con ellos y, sobre todo, las acciones correctas de Jesús ante su corte y el silencio que le caracterizaba durante el proceso. Podía arribar a conclusiones generales, como la inocencia de Jesús y deseo de venganza de los sacerdotes por lo que buscaban la muerte del acusado.

El jurista Burgoa señala que el delito por el que finalmente se crucificó a Jesús fue por el de subversión[5] y no por el de sacrilegio, es decir, murió a causa de un delito político y no por un delito religioso como pretendía el sanedrín, y esto se consta pues, de acuerdo con la tradición romana, en la cruz del sentenciado se colocaba el titulus, una tablilla en la que se especificaba el motivo de la condena. En este caso, Pilatos ordenó poner en la cruz de Jesús la inscripción de “Jesús de Nazaret, rey de los judíos”, con lo cual se hizo referencia al delito político por el cual Pilatos lo sentenció a muerte.

 A manera de conclusión como operador del derecho  habiendo considerado todas las anomalías, también habiendo  prestado atención al el testimonio de los testigos oculares (Mateo y Juan) y considerando la pluma de historiadores del mismo siglo como lo fue Lucas delante de los tres tribunales, el haber procedido con este juicio hasta avanzar a una condena de muerte sencillamente fue una burla a la justicia y al sistema que tiene por fin garantizar la vida y los valores de las personas jurídicamente hablando, encuentro detestable las acciones tomadas por los tres tribunales. Contrario a lo que muchos podrán pensar, el juicio de Jesús no fue un proceso que tuvo errores judiciales, sino corrupción en los operadores del derecho. La mejor conclusión que le puedo dar a esta sección es orientar nuestra atención a la ironía que gira en torno a nuestro tema.  Los tribunales humanos que tuvieron a Jesús lo encontraron inocente de los cargos y aun así lo condenaron a muerte. Los tribunales celestiales al someter a los humanos a juicio nos encuentran culpables, pero a causa de la obra de Jesús en la cruz, la sentencia hacía nosotros es de inocentes ¡Irónico no lo cree!

Bibliografía 

1. Charles F. Pfeiffer (1959). Entre dos testamentos. Athens AL: Truth Publications Pág.80.

2. Ley Hebrea. http://www.libros1888.org/09_Behold.htm

3. https://www.gty.org/library/sermons-library/2389/the-illegal-unjust-trials-of-jesus-part-1

4. https://academic.oup.com/book/39846/chapter-abstract/339999238?redirectedFrom=fulltext

5. Burgoa, I; (2001). Proceso de Cristo. México: Porrúa.

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