TRASTORNOS EMOCIONALES


TRASTORNOS EMOCIONALES

Yo no soy un psicólogo y no pretendo tomar atribuciones de ese tipo sin una licencia acreditada para referirme al tema. Sin embargo Dios es el Padre de la psicología y la Biblia el mapa donde está contenido todo lo necesario para vivir sobre esta tierra. Es importante darle a la medicina el lugar honorífico que merece pero honrar por encima de eso, la palabra de Dios y su suficiencia. Por la situación de salud mundial en las que nos encontramos no es raro leer cosas como el incidente del otro día donde una persona chocó su automóvil y luego se subió sobre él y se desnudó en plena vía pública. Pero en las condiciones de encierro y estrés ¿Qué otra cosa podría esperarse?. 

En la Biblia aún los hombres de Dios experimentaron la tan llamada depresión. Elías, Moisés y Jonás se hubieran abrazado probablemente de haberse encontrado, al sufrir de los mismos síntomas. Moisés estaba haciendo mucho más de lo que Dios le había pedido y eso le estaba hundiendo la barca. Jetro su suegro le aconseja descargar parte de las tareas que tenía (Ex.18:1-20:23). El problema de Moisés era su excesivo trabajo en el que él no era indispensable todo el tiempo, en todos lados. Es fácil decirlo pero Moisés es el primero en el récord bíblico que solicita a Dios que lo mate puesto que ya no puede más (Nm. 11:14). Junto a Moisés leemos de 2 grandes profetas con la misma petición.  

Elías es el segundo, tenía un poquito alta su autoestima. Cabe notar que él era todo un ejército contenido en una sola persona, y nos es difícil leer el reclamo que le hace a Dios, cuando le dijo “…Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis Padres”.  (1 Rey.19:4). ¿Quién le había dicho a Elías que él era mejor que sus antepasados? , por su expresión en este versículo parece sugerir que el profeta pesaba muy alto de sí mismo. Algo no estaba bien con su espíritu. Y qué decir de Jonás… el pobre Jonás se caía al suelo solo porque el viento soplaba y pegaba en su cabeza mientras le rogaba a Dios que lo matara (Jon. 4:1-8). Los versículos nos dan la idea que Jonás era un tanto dramático, pero su problema principalmente era la falta de perspectiva. 

Es fácil señalar varios errores más pero por un momento notamos que cada uno de ellos venía saliendo de una victoria, ¿como es posible que después de hacer maravillas con Dios alguien pueda irse a esconder a una cueva o desear morir solo porque el viento y el sol le estaban pegando? Parece contradictorio y hasta risible, pero la verdad es que fueron tremendos hombres de Dios. Más allá de dedicar más tiempo en ellos volvemos nuestras miradas a como actuó Dios. No es posible por más que aconsejes a alguien, evitar la depresión, estrés, ansiedad, trastornos de alimentación o comportamientos adictivos si ya existen los antecedentes. Cabe mencionar que estos padecimientos son también llamados “trastornos de la salud mental” y por definición son afecciones de la salud mental que afectan el estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Muchas personas manifiestan problemas de salud mental de vez en cuando pero realmente se convierten en un problema cuando los síntomas permanecen y van cada vez peor. En tal caso es mejor ver a un profesional lo más antes posible para no llegar a extremos con daños permanentes. Todo eso tiene arreglo si se detecta a tiempo, algunas personas no creen en la ansiedad o la depresión como una verdadera enfermedad, pero lo son, igual que una gripe, calentura o el mismo Covid 19. Sin embargo todo puede ser tratable y el propósito de este artículo, no es ofrecer una solución a estos padecimientos, sino más bien, educar espiritualmente a quienes conviven con pacientes o víctimas de estas tan horribles afectaciones. Observaremos la forma como Dios trató con sus siervos que tenían sin lugar a dudas en mi convicción personal trastornos emocionales, y así aprender nosotros de nuestro mejor Maestro; Dios.

  1. Intenta ser sensible. Dios no regañó a ninguno de sus tres siervos por la solicitud de muerte que le hicieron y por el enojo que manifestaron. Dios no se burló de ellos ni les dijo algo como “¡Supéralo ya!”. Dios fue paciente al entender a cada uno. Mientras nosotros “de este lado” podemos ver a un Jonás “dramático” Dios estaba dolido y escuchaba atentamente el corazón de su siervo. Lo que parece ser insignificante para nosotros, no lo es para la persona que lo está sufriendo, y uno puede ayudar más, escuchando solamente, y tratando de entrar al corazón del sufrido. La envidia es pecado porque uno no se alegra por el bien del otro, por el otro lado también el ser insensible, es pecado pues uno debería de sentir el dolor ajeno como en su propia carne, tal cual lo expresa Pablo (Rom. 12:15) “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. Es curioso que el ser humano se conmueve por el llanto de un bebe que se ha golpeado la cabeza al caerse, pero muchas ocasiones nos quedamos “tiesos”al ver a otro ser humano abrumado por cosas de adultos, y a ellos los ignoramos. Necesitamos aprender a decir lo que Dios dice, pero también sin dejar de sentir como Dios siente.  Creo que eso tiene mucho que ver con la frase del maestro cuando dijo en Juan 13:34 “Un nuevo mandamiento os doy; que os améis  unos a otros; como yo os he amado” (HLM énfasis añadido).
  2. Habla menos y actúa más. Tenemos un mal entendido con respecto al sufrimiento humano. Algunos con buenas intenciones intentan consolar con palabras al que sufre. Una madre que llora la muerte de su hijo no dejará de sentir ese intenso dolor aunque le den palabras de ánimo y consuelo, llamadas o mensajes todos los días, ya que nada de eso traerá de regreso a su hijo. Uno no debe pretender hacer desaparecer el dolor de aquella persona como si su dolor fuese algo malo y pecaminoso. Ese fue el error de los amigos de Job, ellos por hablar  tanto terminaron culpando a Job de pecado cuando todo lo que debían de hacer era hablar menos y actuar más para con su amigo. En los sucesos con los tres personajes (Moises, Elías y Jonás) Dios primero actuó y después se dirigió a ellos con palabras. A Elías le mandó un ave que lo alimentara y lo dejó dormir, después hizo un despliegue de poder, el viento recio que partía las rocas y después el silbido apacible… simplemente es Dios actuando .A Jonás le construyó un “palco” para que descansara. En estos casos específicos Dios no habló mucho sino que actuó primero para luego dar la lección y el ánimo que necesitaban para seguir. El Proverbio lo explica muy bien. “No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos.” (Pr. 27:10). En otras palabras no dejes a tu amigo solo y mucho más cuando este sufre, la segunda cláusula notamos la frase “tu aflicción”. Hay amigos que son excelentes,  los mejores que uno puede tener pero solo ¡Cuándo ellos están sufriendo!, la exhortación final, nos alienta a “estar presentes en el lugar físico” en vez de  solamente animar de lejos.  De hecho lo más espiritual que ahora uno puede escuchar es “oraré por ti”, la oración en sí es buena, pero no aplacó el hambre, ni sustituirá el abrazo que alguno necesita en el momento o simplemente la compañía por unos minutos. Santiago tenía tanta razón al escribir: “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (Santiago 2:15-16). Definitivamente que la fe sin obras está muerta. Aunque uno no comprenda qué son y en qué consisten los trastornos del alma o mentales, no hace falta ya que ni siquiera la misma persona ( en una gran mayoría de casos entiende lo que sucede con ella misma). Lo único que se necesita es que alguien esté a su lado aunque no tenga el mismo dolor, sin hablar mucho, o sin hablar nada, una acción cuanta más que mil palabras. En boca de Jesús él expresó: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mi” (Mt.25:35-36), cada una de estas necesidades provocan quebrantamiento del alma, el asunto no es solo hablar, en el pasaje observamos que el asunto es obrar. 
  3. Motivos para continuar. Es muy fácil perder de vista la perspectiva en el andar de este mundo. Dios les permite a sus siervos tener una perspectiva un poco más amplia de lo que era la realidad y sus planes. Moisés debía llevar al pueblo a tierra prometida, todavía tenía mucho por hacer. A Elías (quien se escondió por causa de Jezabel) Dios le va a dar un mensaje de Juicio sobre la misma mujer que lo buscaba para matarlo, lo encomienda para ungir a Jehú por rey de Israel y a Hazael por rey de Siria (1Rey. 19:16-18) además que le aseguró que habían muchas rodillas que no se habían doblado delante de Baal. Con esto Dios le está diciendo “no estás solo Elias, todavía tienes mucho qué hacer”.  Jonás por su parte debía de ver el resultado de su trabajo en la ciudad de Nínive, Dios le aseguró que tendría compasión de estos que no podían distinguir su mano derecha de su mano izquierda y aún se apiadó de los animales (Jon.4). En ocasiones es mejor no decir nada a personas que sufren con trastornos en el ánimo, pero sí vamos a decir algo es mejor proveer esperanza para el futuro y hablar de las motivaciones que un individuo podría encontrar para continuar en esta vida y ofrecerle a que expanda su visión del futuro.

Para los cristianos la más grande motivación es servirle a Cristo y vivir por él, ya que él murió por mí. El amor del que habla 1Co.13:1-10 consiste en dar. El egoísmo consiste en tener. Por eso la mejor manera espiritualmente hablando, para convivir o lidiar con hermanos o personas con alguna enfermedad mental es aplicar en su máximo esplendor el amor de Dios. Una persona incluso puede llegar a morir por alguno de estos padecimientos y en la lista, los predicadores del evangelio podrían ir de primero. El predicador local de su congregación necesita amor, cuidados y detalles así como también usted siendo miembro los necesita. Todos somos útiles en las manos de Dios enfermos o sanos, pero no todos están dispuestos a servirle a Dios mediante el cuidado de otros. Hay muchos niños y niñas que han sido abusados de muchas maneras en su infancia que arrastran trastornos mentales y que no les permite funcionar y vivir al máximo pues nunca han recibido tratamiento adecuado. Probablemente no seamos profesionales de la salud mental pero sí, ojalá podamos ser el puente para que otros tengan la confianza en nosotros y así podamos conseguirles la ayuda apropiada. 

Para finalizar en mi estimación personal uno de los pasajes más fuertes en el N.T es Juan 11:35 “Jesús Lloró”. Me encanta que en la división de versículos en este caso haya sido apropiada pues la frase casi que ha quedado aislada para darle el tono apropiado, ya que le da un énfasis a tan corta pero profunda expresión de amor. El Señor sabía que iba a resucitar a su amigo pero curiosamente aún así vemos a Dios llorando por un amigo. Aunque no lo veamos si somos amigos de Dios, Él llora por y con nosotros que somos sus amigos. Me alegra tanto poder servir a un Dios que es tan emocional y sensible al corazón del hombre y le interesa.  Tal como el título de un viejo himno en Inglés “Does Jesus Care?” (¿Le importa a Jesús?) la respuesta es sin duda alguna es que si, a él le importa todas y cada una de nuestras lágrimas.“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” (Sal.51:17). ¡No despreciemos aquello que Dios recibe, no recibamos aquello que Dios desprecia!.

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