SOLA SCRIPTURA
Joel Peter es el autor de el libro titulado: “21 razones para rechazar la “sola scriptura”, libro que está diseñado para defenderla sucesión apostólica, la tradición y la autoridad oral en el catolicismo. “Sola scriptura” es una frase en Latín que significa “Por la escritura solamente” y fue uno de los gritos más fuertes de la reforma. Precisamente es Martín Lutero quien el 28 de Octubre de 1517 clavó sus 95 tesis en la puerta de una Iglesia católica en Alemania. Este monje católico ahora desafiaba al papa de su época y firmaba así el inicio del largo movimiento llamado la “reforma”. Se le llama así porque Martín Lutero buscaba cómo reformar la Iglesia católica romana y no más bien iniciar un movimiento que sin querer estaba despertando a otros. El concilio Vaticano segundo (que dicho sea de paso fue muy controversial por la posición del catolicismo con relación a los protestantes) en uno de sus documentos establece que: “El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo”. Claramente este sigue siendo la posición clara y estricta de la Iglesia Católica y pues evidentemente el “sola scriptura” sigue siendo igual de relevante hoy como lo fue ayer. Para esta ocasión es necesario analizar dos cosas con respecto a este dogma de “sola scriptura” y el rol de la Iglesia verdadera.
PRIMERO. Al hablar de solo la escritura, inmediatamente es asociado por una gran mayoría de teólogos con el Calvinismo, con Martín Lutero y obviamente con la reforma. De cierta forma está asociado ya que el reformador Juan Calvino basó gran parte de obra en el trabajo de Lutero. No solamente eso sino que “sola scriptura” está acompañada de otras cuatro corrientes doctrinales: “sola fide” (sólo la fe), “sola gratia” (sólo por la gracia), “solo Christo” (sólo Cristo) y “soli Deo Gloria” (sólo a Dios la Gloria).
Las últimas dos están perfectamente en armonía con la palabra de Dios, pero las dos anteriores (solo fide y sola gratia) contienen un matiz calvinista que la Biblia no apoya. La salvación no puede lograrse por fe solamente en el sentido que uno es justificado y limpio delante de Dios solamente por un pensamiento. Es necesario la obediencia en el bautismo tal cual lo establecen un sin número de pasajes (Mr.16:15-16; Hechos 2:38; Gál. 3:27-28 entre otros). Solo la gracia, hace referencia a que no hay nada que el pecador puede hacer para perder su salvación porque la gracia es suficiente, una vez salvo siempre salvo. Tal doctrina contiene “huecos” en el proceso lógico y bíblico como tal. Judas por ejemplo era contado con los doce, pecó y pues no continuó en un estado de salvación pues como dice el texto “…con el salario de su iniquidad…” transgredió la ley de Dios (Hechos 1:17-19) estableciendo este hecho la tremenda verdad que uno quien es contado con el grupo de los salvos puede perder la salvación. Pablo por su parte decía que él podía ser eliminado habiendo sido heraldo para otros sino tenía cuidado (1Co.9:27) . Está claro entonces que estas doctrinas calvinistas preservan una lógica sana que uno realmente pueda seguir, ni mucho menos armonía con las escrituras.
Por lo tanto “sola scriptura” encajonada en el paquete de los cinco “solas” debe de ser analizado cuidadosamente y hacer la separación de este principio con el resto de la teología de la reforma y más tarde a ser continuada por Calvino. Debe de entenderse con claridad que la Iglesia de Cristo no es producto y de la reforma y ni tuvo parte o suerte con ellos. Sin embargo algunos esfuerzos como proveer la Biblia a la gente común en esos años en particular son absolutamente loables.
SEGUNDO. “Sola scriptura” en el sentido estricto de la frase es el fundamento para la salvación. Desde el principio se escribieron algunas cosas y se le llamó, Palabra de Dios (2 Tes. 3:6; 2 Tes. 2:2; 2 Tim. 3:16-17). El canon estaba perfectamente bien definido desde el siglo primero siendo autoridad y regla de fe para la Iglesia. Si uno ha de apelar al orden es contundente que la palabra estuvo primero en los apóstoles, después, en los apóstoles y sus escritos, y luego, sólo en sus escritos. Uno puede confiar en la infalibilidad de esa palabra hablada por los apóstoles pero no en la persona de los apóstoles como hombres pues seguían siendo falibles almas imperfectas luchando por Cristo y su evangelio. Pedro por ejemplo, quienes los católicos aclaman como el primer papa infalible estuvo errado en su actuar cuando Pablo tuvo que reprenderlo (Gál. 2:9), pero sus enseñanzas e instrucciones eran movidas por el Santo Espíritu (Jn.16:13).
Note cuidadosamente como el Señor dijo que toda autoridad se le había dado en los cielos y en la tierra (Mat. 28:18-20). Dijo que el mundo iba a ser juzgado por sus palabras. “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Jn.12:48). Seremos juzgados por las palabras de Cristo, e incluso por los escritos de los apóstoles y profetas, y no a través de las enseñanzas de hombres o concilios no inspirados que contradicen a Cristo, y se contradicen a sí mismos.
La tradición y la norma oral no tienen lugar en la Iglesia verdadera del Señor. Cristo no comparte su trono y gloria con nadie (1Tim.1:17). El hermano Billy Bland explica:
Dios dio a los hombres su Palabra misma (no simplemente sus pensamientos). David declaró; “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí y su palabra ha estado en mi lengua” (2 Samuel 23:2). Tome nota del hecho que la Palabra de Dios estaba en la lengua de David. No que los pensamientos de Dios estaban en la cabeza de David. Si Dios hubiera dado al hombre simplemente sus pensamientos y luego hubiera dejado que el hombre pusiera los pensamientos de Dios en sus propias palabras, entonces la Biblia no sería doctrinalmente perfecta. El hombre podría haber escogido las palabras equivocadas para los pensamientos de Dios. Dios se aseguró que no hubiera errores en eso Él dio cada palabra al hombre. (Conferencias, la verdad en Amor, East Hills Church of Christ Pulaski TN, 2006).
Por supuesto que estamos en acuerdo con el hermano Billy. La escritura solamente debería ser la única autoridad en religión puesto que no necesita nada más. El ser humano que aboga por las tradiciones realmente está dándole la espalda a la inspiración de Dios (2Tim.3:16-17) y en la gran mayoría de veces porque está lleno de supersticiones y aman las fábulas humanas. Esto no es nada nuevo Pablo se lo advirtió a Timoteo en 2Tim.4: 3-4. “Sola scriptura” continua siendo un grito de protesta contra los abusos y las dogmas humanos absurdos que rodean al catolicismo. Pero también es nuestro ruego y suplica de amor para todos aquellos que no se conforman con la sencillez de la Palabra de Dios sino que necesitan añadirle; sueños, visiones y profecías modernas que no tienen lugar alguno para nuestra era. Necesitamos confiar solamente en la escritura y ella sola puede salvar nuestras almas. “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” (Santiago 1:21).