¿EL ESPÍRITU SANTO SU CONSOLADOR Y EL MÍO?
En Juan 14:16-25 Jesús promete enviarles otro consolador. En ningún momento se promete el Espíritu Santo a usted y a mí sino solo a los apóstoles. En el 16 la palabra παράκλητος (parakletos) significa ayudador, o mediador. Observe lo 1 Tim. 2:5 declara: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (HLM énfasis). Si el texto afirma que él único mediador es Jesús, entonces ¿porqué algunos hermanos afirman que el Espíritu también es nuestro mediador? La Biblia enseña en 1 Juan 2:1-2 enseña con claridad que Jesús es nuestro “parakletos”, no el Espíritu.
Ahora es Cristo nuestro consolador.
Es interesante notar todos los pasajes en la Biblia donde aparece el Espíritu Santo en la Biblia, en todas las ocasiones que Él estuvo presente, un milagro ocurrió. Parece ser ridículo el argumento presentado hoy en el que muchos de nuestros hermanos dicen poseer al Espíritu santo corporalmente pero al mismo tiempo niegan cualquier tipo de actividad milagrosa.
Permítame ofrecerle algunas de las falacias y argumentos más usados para creer que el Espíritu Santo es nuestro consolador y que estos textos son para nosotros:
1. El non sequitur: hace referencia a las conclusiones que “no se deducen” de las evidencias o argumentos que se presentan. Quien afirme que el Espíritu Santo es nuestro consolador, recortando la frase en el v.16 “…os dará otro consolador…” ignorando por completo, el contexto de esta sección (13,14, 15 y 16) además de ignorar el resto de los pasajes en el N.T, será culpable de esta falacia. Pues tal idea no puede deducirse de una sola frase.
2. Reductio ad Absurdum: El argumento de reducción a lo absurdo es el método utilizado para defender mostrando que rechazarla tiene implicaciones absurda y nos lleva a una contradicción. Por ejemplo rechazar que el Espíritu Santo vive literalmente y corporalmente en nosotros y que es nuestro consolador, implicaría: 1) que estamos solos, 2) que la palabra en Jn.14:16 “por siempre” no abarca nuestra época. 3) que Jesús mintió al prometernos y no cumplir. 4) que la Biblia sin interferencia directa del Espíritu no es mayor a la de un libro de leyes sin vida.
Este argumento podría parecer muy prometedor, sin embargo argumentar desde el silencio es algo muy peligroso, siempre lo ha sido y siempre lo será.
3. Confusión de la Cosmovisión: Consiste en pensar que la experiencia individual y la interpretación de la realidad de alguien son marcos adecuados para interpretar el texto Bíblico. Comúnmente una persona que ha pasado por algún “trance” religioso donde algunos dicen sentir el Espíritu.
Considero prudente la observación que realiza Vergulius Ferm comentando la frase “os enviaré otro consolador” Juan 14:16, él dice:
Un término aplicado en Juan al Espíritu Santo, aunque en 1 Juan se usa para el mismo Cristo. Significa literalmente “llamado a su lado”, con el propósito de ayudar, y por lo tanto corresponde exactamente al latín “advocatus”. En las versiones más recientes del Nuevo Testamento, se traduce como “Abogado”, pero esto reduce indebidamente el significado. Implica no meramente ayuda intercesora, sino ayuda de todo tipo; y la versión antigua, “Consolador”, sigue siendo la mejor, cuando se toma en su sentido original de “fortalecedor”.
El otro pasaje que podría suponer representa una dificultad es la frase “para siempre” del 14:16. Partiendo del hecho de que la promesa fue hecha a los apóstoles “en vosotros para siempre” está limitado, sencillamente a eso. La duración del tiempo está indicada en el hecho mismo de que la promesa fue hecha a los apóstoles. En el contexto leemos de la reacción de tristeza por parte de los apóstoles al saber que el Señor les sería quitado. La promesa de otro (allos en Griego y significa otro de la misma clase) consolador para siempre les daría esperanza y ánimo al saber que su trabajo como apóstoles quedaría completo y que no serían dejados a su suerte sino que el “para siempre” era la promesa de ratificación mientras durara sus vidas sobre esta tierra.
En Juan 14: 26 leemos: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Este consolador debería de equipar a los apóstoles con 2 Cosas: 1) “Os enseñará toda la verdad”. Esta es una promesa de inspiración a los apóstoles, de la cual no hay ninguna necesidad de la misma ya que contamos con la completa inspiración escrita y 2) “Os recordará todas las cosas”. Aquí el Espíritu supliría a los apóstoles directamente en sus mentes y lenguas de todo aquello que tenían que hablar. Observe la frase “recordar”, esta frase es importante porque nos traslada directamente al contexto del cual he estado alegando en este capítulo. ¿Recordar que? Recordar lo que Jesús les había dicho y les había enseñado mientras aún estaba con ellos. Fácilmente entendemos que la promesa de inspiración y de recordar tenía que ver con el pasado y con el futuro a las nuevas revelaciones que les serían dadas. Personalmente Cristo no me enseñó nada, no estuve caminando con él durante los 3 años de ministerio, no hay forma de que la palabra “recordar” en el pasaje sea aplicada a mí o al resto de los cristianos hoy.
Cuatro ocasiones se usa “parakletos” en promesa a los apóstoles aquí en Juan. En ningún otro lugar más que en 1 Juan 2 antes mencionado la palabra es utilizada. El Santo Espíritu fue consolador y ayudador de los apóstoles en esa tremenda tarea que tenían por delante. Ahora es Cristo nuestro consolador, en la enorme tarea que nosotros tenemos enfrente, incluyendo, honrar su palabra y combatir el error.