NUEVO ESTILO DE PREDICACION
Recientemente hicimos una encuesta en Facebook sobre ¿que tipo de predicación prefiere usted?. La mayoría incluyendo personas no cristianas opinaron que prefieren un sermón cargado de pasajes Bíblicos bien explicados y conectados que llamen al arrepentimiento, un bajo porcentaje se inclinó por la segunda opción de anécdotas e historias personales y otro grupo hizo su propia opción la numero 3, que es una conminación de ambas. Realmente es preocupante el avance de la nueva hermenéutica en nuestros púlpitos cambiando aún el estilo de predicación. Lo más preocupante de todo el asunto es que la audiencia quiere escuchar un nuevo estilo de predicación. Ciertamente la palabra de Dios es la única que puede salvar al hombre de eterna condenación, el alma de las personas (Santiago 1:21), que difícil es tratar de convencer a ciertos hermanos que las ilustraciones y anécdotas no pueden salvarnos, que suenan bonitas que llegan a lo profundo pero no más. Hay varias cosas más que tratar para profundizar en este tema.
- NO HAY OPCION 3: Entendemos que muchos en la encuesta votaron por una opción tres que NO existía con buenas intenciones y pues solamente era una encuesta, la realidad es que en lo espiritual, Dios no nos ha dado la opción de escoger ni mucho menos nos permitirá hacer una opción 3. 1Co. 1:21 “agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”. Por supuesto que está claro que esta predicación proviene de la palabra de Dios (Ro.10:17). Entonces tanto los predicadores como la audiencia deben de ajustarse al patrón de Dios en la Biblia y no la Biblia ajustarse a las “aparentes necesidades de la audiencia”. La opción 3 es la opción que ha estado habiendo la puerta al liberalismo muy varios años ya y la que con astucia está reemplazando la orden especifica de Dios.
- JESUS NO ERA UN CONTADOR DE HISTORIAS: Existe una gran diferencia entre utilizar una ejemplo práctico de algo para ilustrar un punto espiritual, que partir de un pasaje para enseñar una historia. Es realmente lamentable cuando en el sermón se utiliza una ilustración y al final los hermanos recuerdan la historia sola y únicamente y cual era el punto que ilustraba la historia. Algunos han querido justificar la predicación fantasiosa en que Jesús era un contador de historias. Un hermano con 20 años en el ministerio una vez dijo: ¿Pero que hay de malo si los hermanos recuerdan solamente la historia? ¡Jesús era un contador de historias, solo mira las parábolas!. Lamentablemente este hermano como calvez muchos otros no han logrado comprender en lo absoluto cual era el propósito de las parábolas; era esconder los misterios del reino de Dios para quienes lo estaba rechazando. Ni siquiera era para dar a entender algo sino todo lo contrario deacuerdo a Mt 11:25; 13:10-11. Ahora bien las pocas historias que contó el Señor no eran sobre su experiencia personal ni sus 20 años como ministro, sus historias iban directamente a un punto concreto y especifico como la de Lc 16: 19 en adelante sobre el rico y Lazaro. En ningún lado vemos al Señor creando falacia con fábulas interminables en la mente de las personas las cuales más tarde condena enfáticamente el apóstol Pablo en 1Ti. 1:4; 6:3-5. Ahora bienno hay ningún problema si las historias son historias de la Biblia, Noé, Abraham, Sansón etc… Ro 15:4 nos informa que estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, estas historias pueden ayudarnos muchísimo a la salvación de nuestras almas.
- LIBRO, CAPITULO Y VERSICULO: Una de las características del Nuevo estilo de predicación es decir: “ La Biblia dice”… pero nunca nos dicen donde la Biblia lo dice así. El hermano Dave Miller menciona lo siguiente en cuanto al asunto, él dice: “El citar la Escritura directamente anima a confirmar en forma continua la autoridad y prioridad de las palabras de Dios. Impresiona al oyente que el predicador no esté hablando “de sí mismo” (compárese Juan 7:16; 8:28; 14:10), o que haga valer sus propias ideas (I Pedro 4:11; II Pedro 1:20-21), sino que más bien esté permitiendo que sea Dios el que esté hablando. Al decir a la audiencia en forma clara dónde se encuentran las palabras en la Escritura les enfatiza que son responsables ante Dios―no ante el predicador. Que sus Palabras (no las del predicador) son “poderosas” (Romanos 1:16; Hebreos 4:12) y capaces de salvarlos (Santiago 1:21). Además, incluso el mundo académico sostiene que es justo y ético dar toda referencia cuando se aluda a la obra de otra persona.¿Por qué algunos son tan reacios a dar libro, capítulo y versículo en su predicación? Quizás algunos se sienten intimidados debido a que su conocimiento de la Escritura es inferior a aquellos que son capaces de hacerlo. O, tal vez, algunos han acogido falsas doctrinas que no pueden permitir el escrutinio directo de la Escritura. No dar la cita explícita de la Escritura facilita la seducción o engaño religioso. O, quizás para ellos el citar constantemente la Escritura no encaja bien con el enfoque moderno, “sofisticado,” “educado,” “tolerante.” Tal “educación” es similar a lo que Pablo llamó “falsa ciencia” (I Timoteo 6:20, NC). Tal “tolerancia” suena como las “cosas halagüeñas” que Isaías denunció (Isaías 30:10). (Dave Miller, Piloteando en el Estrecho). Ciertamente el hermano Miller no está en un error en su aguda observación.
- ENTRETENIMIENTO: Para muchos ir a la Iglesia es simplemente una rutina así que han comenzado a demandar al predicador utilizar otros métodos para no quedarse dormidos durante el mensaje. La audiencia moderna ahora quiere predicadores dinámicos que les pueda entretener en vez de entrenar, entre más dinámico y motivacional sea, más popular. Aquellos quienes saturamos nuestros sermónes con Biblia y explicamos los mismos dentro de su contexto hemos pasado a segundo plano porque ya esto no motiva a ninguna persona. Es cierto que usando las herramientas de la homilética deberíamos capturar a nuestra audiencia, sin embargo deberíamos capturarlos para luego enseñarles todo el consejo de Dios (Hechos 20:27) que es definitivamente algo muy diferente. Por una muy buena razón Pablo encarga a Timoteo a que delegue a hombres idóneos para enseñar también a otros (2Tim 2:2). Note por favor cuidadosamente que el encargo tenía que ver con la enseñanza de la palabra de Dios, no tenía nada que ver con entrenar a la audiencia. Que Dios nos ayude a nunca ser parte de un entretenimiento y tampoco a entrenar a nadie en nombre de la palabra de Dios.