ES IMPOSIBLE CONOCER EL MUNDO NEUMONAL MEDIANTE EL FENOMENAL (EMANUEL KANT)
Por muchos años la fe en Dios y los argumentos reforzados por Thomas de Aquino que de alguna forma habían sido casi impenetrables, sufren un descrédito desde que llegó la masiva obra de Kant; Crítica de la razón pura. En esta obra, el autor pone en evidencia lo que hasta ese momento era intocable. En los círculos de derecho, Kant es una fuente casi de erudición y siempre nos instan a “idolatrar” su enorme contribución en materia penal. Soy completamente consciente de que Kant es un antes y un después en este campo y que su razonamiento crítico es envidiable para todo abogado, sin mencionar que el derecho le respeta y le contempla dentro de la formación integral de profesionales como una entidad aprobada e infalible. Lo que el derecho ha olvidado es que Kant no realizó su obra de crítica a la razón pura con fines jurídicos exclusivamente. Es más, la razón principal de toda su carrera era la teología y de ahí otras ramas como; la filosofía, psicología y el derecho, sacan muy buen provecho de su trabajo. Emanuel Kant no fue un ateo, ni siquiera alcanzó a ser deísta, sino que abiertamente aceptaba creer en Dios. Él era de la corriente la cual conocemos como razonamiento natural. Esto le llevó a dividir básicamente su posición en dos: 1) El mundo neumonal (el asalto de los espíritus) y 2) el mundo fenomenal (aquello que sí se puede percibir mediante los sentidos). Para el primer enunciado, Kant observó tres importantes componentes: A) Dios, B) uno mismo y C) esencias. En otras palabras, él se está refiriendo con esto a la realidad metafísica de las cosas que están más allá de la habilidad de nuestros sentidos para percibir. Así que él no cuestiona la existencia de Dios como tal, pero lo coloca dentro del asalto neumonal y por lo tanto le da el derecho de formular una pregunta epistemológica; ¿Podemos conocer algo acerca de Dios mediante un rebusco científico? Kant concluye con enfático NO. Precisamente, su respuesta es la raíz de nuestra discusión en esta ocasión. Su tesis se sostiene en bases de lo fenomenal; es decir en palabras más sencillas significa que usted y yo solo podemos conocer todo aquello que se pueda percibir con los sentidos y de lo demás no hay manera científica concreta para probarlo. Con todo él sugirió que debíamos vivir como si existiera Dios por una cuestión de ética y moral significativa. Entonces de manera implícita Kant está sugiriendo a Dios como el estándar inequívoco de toda moral, hecho del cual los ateos continúan teniendo conflicto sin haber desestimado la evidencia de forma adecuada.
Enfocados en nuestra proposición el apóstol Pablo afirma en Romanos 1:20 lo contrario a lo que Kant sostiene. El texto sin vacilar afirma que lo invisible de Dios y su poder se han hecho claramente visibles desde la creación del mundo. Entonces basados en esta premisa la cual es verdadera, toda la línea argumentativa de Kant se cae a pedazos. En teología hablamos de la revelación universal (podemos conocer a Dios mediante la creación) y la revelación específica (aparte de eso él ha comunicado su voluntad de forma escrita y expresa dándose así mismo a conocer). Por lo que el uso del vocablo griego καθοράω (katoráo) que significa discernir, discriminar o hacer notorio, es verdaderamente trascendental siendo incluso la única ocasión donde podemos leer esa palabra en todo el Nuevo Testamento, sugiriendo el final de un proceso de escrutinio habiendo llegado a una conclusión inequívoca.
El respetado hermano James B. Coffman comenta sobre este texto lo siguiente, él dice:
El argumento de Pablo es que las cosas invisibles pueden ser “vistas” por la mente. Las cosas que se hacen, es decir, todos los objetos creados, son las cosas que permiten a la mente comprender lo que el ojo no natural puede ver, es decir, el poder y la divinidad de Dios. Esto se convierte, por lo tanto, en una impresionante referencia a la demostración teleológica de la existencia de Dios. El mismo hecho de que algo haya sido hecho es prueba cierta de que hubo un hacedor. Se ha puesto de moda en algunos sectores ridiculizar el argumento teleológico de la existencia de Dios, pero los autores inspirados no dudaron en usarlo. “Porque toda casa es edificada por alguno; pero el que edificó todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4), es un ejemplo de ello; y la apelación de Pablo a este argumento en este contexto indicó su máxima confianza en él.
No hay otra forma, en honor a la racionalidad más clara de concluir que estar en acuerdo con Coffman. Las falencias en la posición de Kant son obvias al comparar la inerrancia de las escrituras a través de los siglos. En otras palabras, si Kant miente, no podemos estar seguros, pero de que la Biblia siempre ha expresado la verdad para ello la evidencia es abrumadora. Aunque la posición de Kant sobre la moral fue un poco ambigua, otros le critican. Basta analizar las palabras de C.S. Lewis quien fuertemente crítica las ideas de moralidad de Kant en las que el hombre solo hará las cosas cuando así lo desee: “Sin embargo, en contra de Kant se encuentra la verdad obvia, señalada por Aristóteles, de que cuanto más virtuoso se vuelve un hombre, más disfruta de las acciones virtuosas”.
Como siempre lo mejor se reserva para el final y por eso debo traer a colación el hecho de que Kant ignoró la evidencia más grande que prueba la falsedad de su posición la cual sostiene que no puedes conocer nada del mundo Espiritual mediante nuestros sentidos naturales. Juan el apóstol dice que Dios se volvió carne (Jn.1:1) y además de eso, logramos contemplar su gloria (Jn.1:14). Cada pasaje donde Jesús se asocia así mismo con Dios, identificándose como divino, constituye un pesado ladrillo que entierra más profundamente cada vez la idea de Kant. Los pasajes son muchos; “yo y el Padre uno somos” (Jn.10:30), “…el que me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn.14:9), todas las cosas fueron hechas por medio de él (Col.1:15), “quien honra al hijo también honra al Padre” (Jn.5:23). Quizás estos ejemplos sean suficientes para mostrar que el Dios invisible, fue hecho visible en el Jesús histórico, del cual tenemos registro fidedigno de su existencia real.
En algunas universidades, principalmente en cursos filosóficos, elevan a Kant como un gigante indestructible, e intentan humillar al teísmo. Sin embargo cada estudiante es quien debe tener una mente crítica, viva y que permita examinar todo lo que escuche tal como lo hacían aquellos hombres nobles en Hechos 17. Expresamente sabemos que Kant vino y se fue, pero quien ha conocido a Jesucristo sabrá que él nunca se irá, sino que permanece fiel (2Tim.2:13).
Referencias
1. Lewis, C.S. (1940) The problem of pain. Glasgow: Collins.
2. Coffman, James Burton. (1983-1999). “Commentary on Romans 1″. “Coffman’s Commentaries on the Bible”: University Press, Abilene, Texas.