Por alguna extraña razón a veces se ha llegado a pensar que se debe de poner mucho más énfasis en la Santa Cena y muchos han caído al extremo de que cuando este acto llega: se apagan las luces y se encienden unas luces rojas muy bajitas y se comienza a cantar un himno solemne para preparar el “ambiente”. Cada uno de los actos de adoración son separados el uno del otro y al mismo tiempo igual de importantes el uno con el otro. Cada acto de adoración envuelve actividad: física, mental, y espiritual al participar de ellos. En 1Cor 11:23 en adelante que muy común mente se utiliza antes de la participación de la mesa del Señor, Pablo nos recuerda que esto se hace en conmemoración o en memoria del sacrificio del Señor. Es decir que los participantes deberán de estar adecuando su mente en ese sacrificio. El cantar durante la cena del Señor se convierte en un acto incorrecto a partir de las siguientes razones, le invitamos a que considere:
- La Situación Emocional: Cuando se introduce un canto en la cena es por alguna razón necesaria. No dudamos de las buenas intenciones de muchos hermanos, pero hay otros quienes creen que ya la participación de la santa cena cada semana puede tornarse en un “ritualismo” dicen ellos. En 1Cor 11:24 cuando se leemos “en memoria de mí”, permítame hacer notar que la frase no necesariamente implique sentir la emoción al hacerlo, sino más bien es algo que va más allá de las emociones, tiene que ver directamente con mi espíritu y mi mente. Quienes ven a la cena del Señor como un ritualismo que necesita ser mejorado, avivado con un canto, es porque quizás no han logrado comprender correctamente que significa hacerlo con la mente.
- La Incongruencia: Esta es demostrada por la lógica. Si la congregación puede cantar durante la celebración de la cena o durante la ofrenda entonces: ¿Porque no cantar durante el Sermón o durante una oración?. Bueno alguien pude responder: “¡Porque son actos muy consagrados donde se requiere de toda la consagración necesaria y 0 interrupciones!”. Para nada nos oponemos, pero el mismo principio debe de ser aplicado a la cena o la ofrenda.
- La Falta de autoridad: El Nuevo Testamento es nuestra maxima autoridad en religión hoy. No existe ningún mandamiento directo, ni tampoco un ejemplo aprobado y no hay una inferencia necesaria, por tal motivo es muy peligro obrar. Al igual que interpretamos el silencio de las escrituras sobre los instrumentos musicales en el N.T deberíamos de proceder con este tema. Es muy importante aclarar que en todo lo que se relacione a asuntos de opinión y que la Biblia guarde silencio, tenemos libertad de proceder a decidir y establecer con mucho cuidado cual sea lo mejor para todos. Pero al mismo tiempo que quede muy claro que este asunto de cantar durante la celebración de la cena, no es un asunto de opinión, son los actos de adoración a nuestro Dios, ¡no puede de ninguna manera ser asunto de opinión.!
- El Canto está en otro contexto: Tomar la cena mientras se canta o recoger la ofenda y cantar viola directamente el propósito, la manera y la metodología del canto. El canto a Dios está diseñado para que utilicemos el corazón en él (Ef 5:19, Col.3:16). Para cantar se requiere que el adorador ponga todas sus energías y se concentre en lo que esta cantando, esto es hacerlo con el espíritu y con el entendimiento (1Co 14:15). A demás es necesario que a la ora de cantar se haga como resultado del gozo interno que es expresado por los labios (Heb 13:15). Nosotros No hacemos música para alegrarnos, hacemos música porque nuestra alma se regocija en en las Buenas Nuevas de Dios (San. 5:13). El canto debe de incluir al menos tres cosas: • GOZO • EMOCION •DEVOCION. ¡Amigo simplemente es imposible llevar a cabo todo esto junto con la cena del Señor.!
- El Desorden: En 1Co 14:40 en las instrucciones varias para la Iglesia el Apóstol Pablo termina diciendo: “Hagace todo decentemente y en orden”. La palabra orden, incluso en este contexto tiene que ver con cada cosa esperando su turno. No hay razón lo suficientemente fuerte para apresurar el servicio de adoración mezclándolos. En cualquier caso eso es bíblicamente llamado como desorden y está condenado por Dios.